Hay algo adictivo en el rechazo, en tropezar sistemáticamente, en ir hacia la negativa como una polilla a la luz.
Es cierto que un Rosarino que admiro diría que lo importante es el camino, el proceso; pero el rechazo, mejor dicho: ser rechazado sistemáticamente también puede ser un camino, uno diferente y oscuro. Adictivo y peligroso, pero camino al fin.
Bolaño era un poeta rechazado hasta el cansancio. No lo digo yo. Lo dice el en las entrevistas, lo plasma el en sus libros plagados de poetas mediocres pero fascinantes.
Porque la oscuridad del rechazo produce morbo, el fracaso de otros es la mejor de las drogas y en ese universo, el del poeta rechazado, Bolaño se hace fuerte, encuentra su rumbo.
¿Los mejores poetas de la historia? Lautréamont y Artaud responde ¿Yo? Un poeta mediocre. ¿Qué es la poesía? ¿Qué es ser poeta? Ser poeta es admirar en silencio a otros poetas, muchos de ellos conocidos y muchos de ellos (¿casi todos?) Rechazados. Ser poeta es convivir con pares y jamás de los jamases decirles que te parecen geniales, que los admiras, que quisieras escribir como ellos. Ser poeta es un trabajo de tiempo completo y de ego completo. Ser poeta es llevar una vida excesiva y arriesgada, frágil y alegre. Cierta manera colectiva de vivir en la que habita el entusiasmo y desesperación, una forma de encarar la vida en donde cada poeta, si realmente lo era, apuesta su poesía a todo o nada. Y fracasa.